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El sueldo mínimo mortal

Gobierno y empresarios se resisten a subir RMV frente a otras experiencias

Publicado: 2015-08-26


En los últimos meses se puso en la agenda pública la necesidad de subir el salario mínimo. Los trabajadores tuvieron un desaire del gobierno, que anunció en un momento su intención en subirlo pero al final retrocedió ante las presiones de los empresarios y la falta de acuerdo en el Concejo Nacional del Trabajo.

Para el presidente de la Confiep, Martín Pérez y otros voceros empresariales: “la coyuntura no ayuda ni es prometedora para un incremento de la Remuneración Mínima Vital (RMV) en este momento”. Según Pérez, un posible aumento del sueldo mínimo sólo beneficiaría a una minoría. Según el empresariado esta medidas “no ayudan a combatir la informalidad de le economía”.

El ministro de Trabajo, Daniel Maurate por su lado señaló en los medios: “si se da la ocasión, se dará el anuncio. Lo que no queremos es continuar especulando con el tema porque eso genera expectativas y frustraciones en la gente, y eso es lo que menos queremos”.

Según informaciones oficiales el Perú se ubica en el puesto 8 de 10 economías en Sudamérica en el ranking de Remuneración Mínima Vital, siendo el primer lugar ocupado por Argentina que nos duplica en el salario mínimo. El sueldo mínimo peruano es el segundo más bajo de la región solo por encima de Bolivia. La remuneración mínima en Perú es de 750 Nuevos Soles, equivalente a aproximadamente $ 268. Cabe anotar que la Canasta Básica Familiar (para 4 personas) en país está alrededor de los S/. 1,212.

Por su parte el gremio de los trabajadores, la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) se ha pronunciado e incluso organizado movilizaciones para exigir el incremento del sueldo mínimo de S/. 750 a S/. 1500.

Sueldos mínimos en el mundo

Un reciente reportaje de la cadena británica BBC destaca que países tan distintos como Brasil y Camboya tienen en común elevados salarios mínimos, una política económica impulsada como herramienta clave del crecimiento. La BBC destaca 4 países son los que más avances han alcanzado en el tema del salario mínimo.

En China creció entre el 8 y el 13% en los últimos diez años como parte de su cambio de modelo económico. En Brasil se incrementó en más del 3% promedio en estos diez años y fue clave en su programa de lucha contra la pobreza. En Camboya casi se triplicó en el mismo período como parte de su revolución exportadora.

Según Patrick Belser, economista de la OIT, esta activa política de aumentos tiene un claro impacto económico-social. "Es redistributiva porque ayuda a mejorar el nivel de vida y reducir la desigualdad. Y tiene un impacto económico porque estimula el consumo".

Entre los empresarios se suele alertar contra alzas excesivas que pueden afectar la competitividad de una economía y el empleo.

En el caso chino, esta estrategia se ha aplicado con el cambio de modelo económico que China viene impulsando desde hace una década y que cobró particular ímpetu con el estallido global de 2008. En un intento de que el país dependa menos de sus exportaciones –muchas veces estimuladas por un bajo costo laboral– el Partido Comunista comenzó a estimular el mercado interno con aumentos periódicos del salario mínimo.

En el Brasil, en diciembre un decreto de la presidenta Dilma Rousseff fijó el salario mínimo para 2015 en 788 reales (US$271), un aumento del 8,8%. Este aumento fue del 3,18% en promedio en los últimos 10 años y abarca a la mitad de las 100 millones de personas que constituyen la población económicamente activa del Brasil.

Según Lena Lavinas, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, es un aumento que ha tenido un fuerte impacto en la reducción de la pobreza. Destacó que hubo una duplicación del salario mínimo real entre 2003 y 2013 que favoreció mucho la expansión del mercado interno.

En el caso camboyano, en teoría un aumento de salario del 28% debería ser una buena noticia, pero cuando fue anunciado en Camboya en noviembre del año pasado dejó descontentos a todos. A los trabajadores porque con el incremento pasaban a ganar US$128, apenas por encima del nivel de la pobreza, fijado por la OIT en US$120. El salario mínimo medido en dólares prácticamente se ha triplicado en los últimos 10 años, pero el punto de partida era extremadamente bajo: en 2004 era US$45.

En Alemania, la segunda potencia exportadora del planeta, quinta en Producto Interno Bruto (PIB), motor de la eurozona. Tiene un perfil socio-económico muy diferente a los otros países. Sin embargo, como parte del acuerdo entre los Demócratas Cristianos de la canciller Angela Merkel y los social demócratas se puso en marcha un salario mínimo de 8,50 euros por hora (más de US$9) que entró en vigencia este primero de enero.

Según Belser este salario mínimo puede estimular no solo el consumo germano sino el de la alicaída eurozona. "El aumento del salario mínimo tendrá un fuerte impacto para la gente que tiene un bajo salario y un moderado impacto sobre el salario promedio alemán. Me parece que esto favorecerá un aumento del consumo de Alemania y la Eurozona" apuntó el economista.

Lo que nos muestran estos casos es la importancia de asumir el salario mínimo como una herramienta que puede ayudar a dinamizar el mercado interno, generar más capacidad de consumo en los trabajadores e incluso contribuir al tan mentado crecimiento económico. Podríamos discutir si se debe hacer una estrategia diferenciada, considerando la situación especial de las micro y pequeñas empresas. Nos queda claro que este gobierno esta jaqueado por los poderes económicos, y estos en su angurria no tienen el más mínimo interés en conceder alguna facilidad para que los trabajadores puedan contribuir en dinamizar la economía y reducir los crecientes niveles de desigualdad de nuestra sociedad.


Escrito por

Luis Gárate Sánchez

Periodista, ex regidor de la Municipalidad de Lima. Estudios de maestría y Diplomado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales.


Publicado en

Utopía viva

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